jueves, 12 de septiembre de 2019

La dieta en el embarazo condiciona la flora intestinal del bebé

La composición de la flora intestinal de los neonatos no está condicionada por el tipo de parto, sino por la alimentación de las madres durante la gestación

La flora intestinal del bebé parece venir determinada por la alimentación de la madre durante la gestación

Cada vez es mayor el número de estudios que constatan que la flora intestinal –esto es, el conjunto de especies bacterianas, en su mayoría beneficiosas, que habitan en nuestros intestinos– juega un papel fundamental en la regulación de muchas de las funciones vitales de nuestro organismo, caso del metabolismo y de la actividad del sistema inmune. Y asimismo, que el desequilibrio en la composición de esta microbiota intestinal, esto es, que haya más o menos bacterias ‘buenas’ o ‘malas’, se asocia a un mayor riesgo de desarrollo de distintas enfermedades, entre otras las cardiovasculares, la diabetes, la obesidad y distintas patologías autoinmunes. De ahí la importancia, crucial, de contar con una microbiota intestinal ‘saludable’ y ‘equilibrada’. Y a ser posible, ya desde el mismo momento del nacimiento. Y en este contexto, un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico Dartmouth-Hitchcock en Lebanon (EE.UU.) muestra que la composición de la flora intestinal de los neonatos se encuentra condicionada no tanto por que su alumbramiento fuera ‘natural’ o por cesárea, sino por la alimentación de sus madres durante el embarazo.
Como explica Sara Lundgren, directora de esta investigación publicada en la revista « Microbiome», «nuestro trabajo demuestra una asociación entre un factor realmente modificable, como es la dieta materna, y el microbioma oral del bebé. Este descubrimiento puede ser clave para el desarrollo de recomendaciones dietéticas basadas en la evidencia para las mujeres embarazadas y lactantes».

Patrones bacterianos

En el estudio, y en primer lugar, los autores analizaron la composición de la flora intestinal de 97 bebés de seis semanas de edad y nacidos por parto natural. Y lo que observaron es que este microbioma se componía sobre todo por especies bacterianas de la familia ‘Enterobacteriaceae’ –o ‘enterobacterias’, en torno a un 20% del total– y de los géneros ‘Bifidobacterium’ –o ‘bifidobacterias’, 18,6%–, ‘Bacteroides’ –10,4%– y ‘Streptococcus’ –o ‘estreptococos’, 8,1%–. Sin embargo, la ‘abundancia’ de uno u otro ‘grupo’ de bacterias no fue uniforme en todos los intestinos de los bebés. De hecho, los autores identificaron tres ‘patrones’ diferentes: un patrón en el que había una gran cantidad de bifidobacterias; un segundo con una gran abundancia de estreptococos y bacterias del género ‘Clostridium’; y un tercero con una gran concentración de ‘Bacteroides’.


En segundo lugar, analizaron el microbioma intestinal de 48 neonatos que, igualmente de seis semanas de edad, habían sido alumbrados por cesárea. Y lo que vieron es que si bien los cuatro ‘grupos’ de bacterias seguían siendo los predominantes, los patrones diferían de los nacidos por parto natural. Concretamente, los tres patrones de la flora intestinal de estos 48 bebés se caracterizaban por una gran abundancia de bifidobacterias; una gran cantidad de bacterias del género ‘Clostridium’ y una baja concentración de estreptococos; y una elevada presencia de enterobacterias.

Los resultados pueden facilitar la elaboración de recomendaciones dietéticas basadas en la evidencia para las mujeres embarazadas y lactantes

Entonces, ¿puede concluirse que la composición de la flora intestinal de los bebés se encuentra fundamentalmente condicionada por el tipo de parto? Pues no. De acuerdo con los resultados, el factor más determinante es la alimentación de la madre.
En los nacidos de parto natural, la probabilidad de una mayor cantidad de estreptococos y bacterias del género ‘Clostridium’ –patrón dos– se incrementó hasta 2,73 veces por cada pieza de fruta diaria adicional consumida por las madres durante la gestación. Además, la cantidad de bifidobacterias en la microbiota, si bien disminuyó en los niños alumbrados por parto natural cuyas madres comieron mucha fruta durante la gestación, se incrementó en los bebés nacidos por cesárea cuyas madres consumieron mucha carne roja o procesada. Es más; en el caso de los bebés en los que se recurrió a la cesárea, la probabilidad de encuadrarse en el patrón dos –gran cantidad de bacterias del género ‘Clostridium’ y baja concentración de estreptococos– aumentó 2,36 veces por cada lácteo adicional consumido por las gestantes.

Dieta maternal

En definitiva, parece que la composición de la flora intestinal de los bebés se encuentra condicionada por el tipo de alimentación seguido por las madres durante el embarazo –si bien, tal y como puntualizan los autores, no debe descartarse la posible influencia de la dieta adoptada por las propias madres durante la lactancia, pues los neonatos contaban ya con seis semanas de edad.
Como concluye Sara Lundgren, «en nuestro trabajo analizamos a los bebés nacidos por parto natural y por cesárea en grupos separados dado que ya sabíamos que la transferencia de la microbiota maternal al neonato tienen lugar durante el parto vaginal, pero no durante la cesárea. Así, esperábamos que los resultados difirieran en función del tipo de parto. Pero nos sorprendió que la abundancia de algunos microorganismos se incrementara con el consumo maternal de ciertos alimentos en un grupo y, a la vez, se redujera en el otro».


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Durante el embarazo y la lactancia, cero nicotina

Los dispositivos para dejar de fumar que contienen nicotina, caso de los parches o los e-cigarrillos, también aumentan el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante

Los parches y los e-cigarrillos no son una alternativa segura al tabaco en el embarazo

Fumar es malo, muy malo, para la salud. Y no solo para el propio fumador, sino también para todos los que le rodean. Y es que el humo del tabaco no solo compromete la salud del fumador, sino también la de las personas cercanas. Una responsabilidad de la que tienen que ser aún más conscientes, si cabe, las mujeres embarazadas. Y es que ya se sabe que el consumo del tabaco durante la gestación provoca daños a largo plazo en la salud de los futuros bebés. Por tanto, y en caso de embarazo, nada de tabaco. Pero no vale con dejarlo de cualquier manera. Por ejemplo, no se puede recurrir a los dispositivos que contienen nicotina, caso de los parches y cigarrillos electrónicos –o ‘e-cigarrillos’– a los que recurren muchos fumadores para tratar de superar su adicción. Y es que en la gestación, igual que con el tabaco, cero nicotina. No en vano, como muestra un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Geisel de la Universidad de Dartmouth en Hanover (EE.UU.), la nicotina durante el embarazo o la lactancia, con independencia de su procedencia, aumenta el riesgo de síndrome de muerte súbita del futuro bebé.
Como explica Stella Lee, directora de esta investigación publicada en la revista « The Journal of Physiology», «el síndrome de muerte súbita del lactante es una tragedia devastadora para las familias. La verdad es que aún no comprendemos demasiado bien las causas de este síndrome, pero nuestro trabajo es importante porque ayudará a las madres a reducir su riesgo».

Respuesta comprometida

Cada vez es mayor el número de personas que deciden no probar el tabaco o, una vez iniciadas en el hábito y conscientes de sus consecuencias letales, optan por dejarlo. El resultado es que la cifra de fumadores se ha reducido progresivamente en los últimos años en todo el mundo. Sin embargo, se estima que más del 10% de las fumadoras que se quedan embarazadas siguen fumando durante la gestación. Y es que dejar de fumar no siempre resulta fácil. De ahí que con objeto de salvaguardar la salud del futuro bebé, los médicos prescriban a las gestantes terapias sustitutivas de la nicotina, caso de parches y e-cigarrillos. Pero estos productos, cada vez más comunes en la población fumadora en general, ¿son seguros en el embarazo? Pues no. O cuando menos, no protegen al futuro neonato frente al denominado ‘síndrome de muerte súbita del lactante’.

Como indican los autores, «dado el incremento del uso de parches de nicotina y de e-cigarrillos durante el embarazo, resulta necesario, y con urgencia, mejorar nuestro conocimiento sobre el impacto de la exposición a la nicotina sobre el desarrollo fetal».
El uso de nicotina, caso de los parches o de los e-cigarrillos, no es una alternativa segura a los cigarrillos durante el embarazo

Pero, exactamente, ¿qué es este síndrome de muerte súbita del lactante? Pues un episodio de muerte repentina e inesperada de un bebé menor de un año aparentemente sano, por lo general mientras dormía. Un síndrome que se corresponde con la primera causa de deceso en bebés de uno a 12 meses de edad en los países desarrollados.
En el estudio, los autores emplearon un modelo animal –crías de ratas– al que administraron nicotina durante su desarrollo fetal –inyectando nicotina en el torrente sanguíneo de la hembra gestante– o durante su lactancia –mezclando la nicotina con la leche–. Y una vez administrada la nicotina, evaluaron cómo respondían las crías tras someterlas a periodos repetidos de falta de oxígeno. ¿Y qué pasó? Pues que comparadas frente a sus ‘homónimas’ que no fueron expuestas, las crías que se desarrollaron o amamantaron con la nicotina estaban ‘condenadas’.
Los resultados muestran que la exposición de la madre a la nicotina durante la gestación puede afectar al sistema nervioso central del bebé y dañar la respuesta cardiorrespiratoria del neonato antes los ambientes estresantes, caso de la falta de oxígeno. Un efecto que resulta aún más acusado en los bebés con una deficiencia de serotonina o de los receptores de la serotonina en el cerebro. El resultado es un daño en la capacidad de ‘auto-resucitación’ –o ‘auto-reanimación’– del bebé, mecanismo biológico clave que protege al neonato frente a una carencia de oxígeno.
Como refieren los autores, «este fracaso en la ‘auto-resucitación’ aumenta la probabilidad de síndrome de muerte súbita del lactante, pues el bebé es incapaz de recuperarse de la situación estresante que causa la falta de oxígeno, como sería enrollarse en las sábanas o sufrir una obstrucción de las vías aéreas».

No son seguros

En definitiva, como apunta Stella Lee, «nuestros resultados sugieren que el uso de nicotina, caso de los parches o de los e-cigarrillos, no es una alternativa segura a los cigarrillos durante el embarazo porque esta exposición a la nicotina, con independencia de su procedencia, puede ser nociva para la función cardiorrespiratoria del bebé y aumentar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante».
Como concluye Aihua Li, co-autora de la investigación, «en nuestros próximos estudios continuaremos tratando de identificar los posibles predictores de riesgo de este síndrome y ver cómo podemos tratar a los bebés cuyo mecanismo de auto-resucitación se encuentra comprometido».

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miércoles, 20 de marzo de 2019

Determinan la temperatura de las bebidas que incrementan el riesgo de cáncer de esófago

Distintos especialistas sugieren que colocar 10 mililitros de leche fría en las bebidas calientes puede ayudar a prevenir la mortal enfermedad.


Científicos de la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán (Irán) han aportado nuevas pruebas sobre la relación existente entre el consumo de bebidas calientes y el cáncer de esófago en un estudio publicado este miércoles. Los investigadores descubrieron que las personas que ingieren bebidas a más de 60 grados centígrados aumentan el riesgo de padecer la enfermedad en un 90 %.
Esta es la primera vez que una investigación logra determinar la temperatura de las bebidas que guardan relación con el cáncer de esófago. En el estudio participaron más de 50.000 personas de 40 a 75 años de edad que fueron analizadas durante aproximadamente una década en el país persa.
Tras el seguimiento, se identificaron 317 nuevos casos de este tipo de carcinoma asociados con el consumo diario de 700 mililitros de té a una temperatura superior a 60 grados, a diferencia de quienes lo bebían más frío.
"Muchas personas disfrutan tomando té, café u otras bebidas calientes. Sin embargo, según nuestro informe, beber té muy caliente puede aumentar el riesgo de cáncer de esófago y, por lo tanto, es recomendable esperar hasta que las bebidas se enfríen antes de ingerirlas", aseguró el director de la publicación Farhad Islami.
Al respecto, varios científicos sugieren que colocar 10 mililitros de leche fría en las bebidas calientes puede ayudar a prevenir la mortal enfermedad al reducir la temperatura. Para Andrew Sharrocks, profesor de la Universidad de Manchester, este hábito de algunas sociedades occidentales podría reflejarse en la menor incidencia que presentan de este tipo de cáncer, publica The Telegraph.
La Sociedad Americana contra el Cáncer establece que esta dolencia es más común en los hombres que en las mujeres. Además, ha precisado que el uso de cigarrillos, puros, pipas y tabaco de mascar, son otro factor de riesgo importante para desarrollar la enfermedad.

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jueves, 6 de septiembre de 2018

Nunca se es demasiado mayor para la dieta mediterránea

Un estudio revela que que uno de los modelos dietéticos más saludables del mundo reduce en un 25 por ciento el riesgo de mortalidad de las personas mayores de 65 años

Alimentos básicos de la dieta mediterránea - Wikimedia

Un estudio realizado por el Instituto Neuromed, en Italia, revela que uno de los modelos dietéticos más saludables del mundo reduce en un 25 por ciento el riesgo de mortalidad de las personas mayores de 65 años. Estas son las conclusiones de un estudio publicado en el «British Journal of Nutrition».
Los investigadores analizaron la relación entre la dieta tradicional mediterránea y la mortalidad en una muestra en más de 5.000 personas mayores de 65 años que participaron en el estudio Moli-sani y realizaron un seguimiento durante 8 años.
Además de los datos de los participantes de este estudio, los investigadores italianos también analizaron otros estudios epidemiológicos publicados en varios países, lo que reunió en total 12.000 sujetos.
Los resultados indican nítidamente que la dieta mediterránea es un salvavidas auténtico, capaz de reducir significativamente el riesgo de mortalidad en personas mayores. Este efecto se mantiene a pesar de que la dieta mediterránea haya cambiado considerablemente a lo largo de los años, con despensas llenas de productos de supermercado y con un estilo de vida muy diferente al seguido por los agricultores mediterráneos originales.


Los resultados indican nítidamente que la dieta mediterránea es un salvavidas auténtico, capaz de reducir significativamente el riesgo de mortalidad en personas mayores

«Lo novedoso de nuestra investigación es haber centrado la atención en una población de más de 65 años -señala Marialaura Bonaccio, primera autora del estudio-. Ya sabíamos que la dieta mediterránea es capaz de reducir el riesgo de mortalidad en la población general, pero no si sería lo mismo en las personas mayores».


Ahora los datos del Estudio Moli-sani muestran que una dieta tradicional mediterránea, rica en frutas, verduras, pescado, legumbres, aceitunas, aceite de oliva virgen extra y cereales, baja en carnes rojas y productos lácteos y con un consumo moderado de vino durante las comidas, se asocia con una reducción del 25% de la mortalidad por todas las causas. Este efecto también permanece si consideramos específicamente la mortalidad cardiovascular o cerebrovascular».
Además de los datos de la población del estudio Moli-sani, explica Licia Iacoviello, directora del Laboratorio de Epidemiología Molecular y Nutricional del Instituto Neuromed y profesora de la Universidad de Insubria, Varese, «analizamos los resultados de otros seis estudios realizados en personas mayores de 65 años, procedentes de otros países, con un total de 12.000 personas. Mediante la técnica del metanálisis, podemos confirmar que una mayor adherencia a la dieta mediterránea reduce el riesgo de mortalidad global de forma dosis-respuesta progresiva. Es decir, cuanto más sigas la dieta mediterránea, mayor será la ganancia en términos de reducción del riesgo de mortalidad».

Alcohol solo en la comidas

«Nuestra investigación considera la nutrición como un todo, pero sigue siendo interesante comprender qué alimentos contribuyen principalmente al efecto de la dieta mediterránea -explica Bonaccio- Nuestros datos confirman lo que ya se ha observado en numerosos estudios epidemiológicos y metabólicos; es decir, que un consumo moderado de bebidas alcohólicas, si se engloba en un contexto alimentario mediterráneo, es un factor protector para nuestra salud».

Solíamos decir que debemos agregar vida a los años, no solo años a la vida

«Creemos que nuestros datos lanzan un mensaje importante en términos de salud pública- indica Giovanni de Gaetano-. Con el envejecimiento progresivo de la población mundial, sabemos que, en unos pocos años, las personas mayores de 65 representarán aproximadamente una cuarta parte de los europeos. Por lo tanto, es necesario estudiar e identificar los factores modificables que pueden garantizar no solo una larga vida útil, sino también una calidad de vida aceptable. Solíamos decir que debemos agregar vida a años, no solo años a la vida. Nuestro estudio es una base sólida para fomentar un modelo de dieta saludable inspirado en los principios de la dieta mediterránea, incluso entre las personas mayores».

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domingo, 5 de agosto de 2018

Los peligros de la nueva dieta de moda 100% carnívora

Además de los alarmantes riesgos de cáncer, una dieta con predominio de la carne roja implica un desequilibrio de vitaminas y falta de la fibra.


Una nueva dieta se está poniendo de moda y sus normas son simples: comer solo carne. Un artículo publicado esta semana en la revista Popular Science pone en tela de juicio esta tendencia, que está siendo promovida por un reducido grupo de personas pero tiene cada vez más adeptos.

La carne roja es una excelente fuente de proteínas y de varias vitaminas y minerales, indica el artículo de Sara Chodosh. También nos ayuda a saciar el hambre durante más tiempo que otros alimentos. Sin embargo, su consumo excesivo implica varios problemas de salud, muchas veces descritos en los medios pero que los ideólogos de la nueva moda intentan minimizar o negar.

La autora destaca los esfuerzos del fisiculturista Shawn Baker por demostrar —en su propio cuerpo y de manera comparativa— las ventajas de una dieta 100% carnívora frente a otra baja en carbohidratos y especialmente pobre en proteínas. También recoge los argumentos del psicólogo canadiense Jordan Peterson y su hija Mikhaila. Estos promotores de la dieta carnívora aseguran que desde que se alimentan exclusivamente de carne la vida les ha cambiado.


Mikhaila afirma a sus seguidores en las redes sociales que antes tenía artritis y que ha dejado de sufrirla como consecuencia de su nueva dieta. Baker, a su vez, comentó que su tendinitis desapareció gracias a que come solo carne. Ambos dicen que la dieta carnívora actuó como una cura milagrosa para sus enfermedades y añaden que ahora se sienten menos cansados y con más energía para entrenar.

Las carencias de la dieta carnívora

El organismo humano necesita al menos 13 vitaminas para mantenerse vivo, y los seguidores de la dieta carnívora aseguran que la carne aporta todos estos elementos. Esa afirmación es cierta en parte, ya que la carne no proporciona vitamina C, vitamina E ni folato, que se obtienen de las verduras. Además, algunas vitaminas están conectadas; por ejemplo, si el organismo no recibe suficiente vitamina E, no puede aprovechar la vitamina K, que sí contiene la carne.
La carne tampoco tiene fibra, que es imprescindible en funciones como la digestión y cuyo déficit afecta el sistema inmune. Es cierto que los partidarios de comer solo carne pueden tomar suplementos vitamínicos y fibra en polvo, pero muy pocos de ellos toman estos complementos, puesto que los ideólogos de la dieta afirman que la carne aporta todos los nutrientes necesarios.

Problemas de salud

En los últimos años múltiples investigaciones, incluida una que la Organización Mundial de Salud publicó en el 2015, relacionan el consumo de carne con el cáncer de colon y varios tipos de cáncer de próstata. Ese mismo año un equipo independiente de investigadores descubrió que ciertas formas de preparación de la carne que implican su exposición a temperaturas superiores a 148°C pueden fomentar el desarrollo de cáncer de riñón.
Comer mucha carne también aumenta el colesterol en la sangre, algo que no ponen en duda los seguidores de la dieta carnívora. Sin embargo, la nutricionista Teresa Fung asegura que una persona con las arterias sanas no debería tener problemas significativos si durante unos meses experimenta una subida del colesterol.
Pero el caso es que es importante tener más colesterol HDL y menos LDL. La carne roja grasa aumenta los niveles de colesterol LDL y reduce los de HDL. El problema surge cuando una persona sufre ya enfermedades como la arterioesclerosis, que provoca que se generen placas en las arterias, que con el tiempo se van estrechando.


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Los beneficios de consumir cocona

Te sorprenderá los beneficios que tiene este fruto amazónico, al ser bajo en calorías ayuda a controlar el colesterol y prevenir enfermedades urinarias.



La cocona es un fruto oriundo de la Amazonía que destaca por su abundante contenido en hierro y vitamina C. La forma de consumirla es variada, hoy por ejemplo podemos verla en jugos, refrescos, mermelada, jaleas, licor y hasta ají. Para aprovechar mejor esta fruta, te presentamos seis motivos para consumir la cocona. ¡Presta atención!

Controla el colesterol: No tiene muchas calorías ni contenido de azucares, pero tiene la fibra suficiente para reducir el colesterol, aliviar la diabetes o el estreñimiento. Se puede disminuir 50% de los niveles de glucosa, según indica un estudio realizado por la Universidad Wiener. 

Previene enfermedades del aparato urinario: Controla el exceso de ácido úrico, el mal funcionamiento de los riñones y el hígado.

Combate desórdenes alimenticios: Esta fruta es rica en vitamina B5, lo que ayuda a pacientes que sufren de anemia o que tienen problemas hemorrágicos.

Mejora el aspecto del cabello: Se utiliza para dar brillo al cabello. Nos provee de CHO’S, calcio, hierro, niacina, tiamina, vitamina C, pectinas, fósforo, caroteno y otras del complejo B.

Mejora tus niveles de antioxidantes: Un estudio realizado en la Universidad de Navarra demostró que mejora los indicadores antioxidantes. Las mujeres que ingirieron la fruta mostraron una disminución de radicales libres en la sangre, los cuales contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Cura las quemaduras: Se prepara la cocona como aceites y lociones para sanar rápidamente las quemaduras.
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martes, 31 de julio de 2018

La obesidad altera los corazones de los jóvenes

Ya en la juventud, los IMC elevados aumentan la presión arterial y alteran la estructura del corazón, sentando las bases para una futura enfermedad coronaria


Infinidad de estudios han demostrado que el sobrepeso y la obesidad se asocian a un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades muy graves y potencialmente letales, caso de la diabetes, del cáncer y, sobre todo, de las patologías cardiovasculares, primera causa de mortalidad global con hasta 17,7 millones de decesos solo en 2015. Y es que es bien sabido que el exceso de peso se asocia a un endurecimiento y estrechamiento de los vasos sanguíneos. O lo que es lo mismo, a la aparición de la aterosclerosis. Sin embargo, es posible que esta aterosclerosis sea un efecto ‘tardío’ de la obesidad. De hecho, y según muestra un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Bristol (Reino Unido), los corazones de los adultos jóvenes con un índice de masa corporal (IMC) elevado sufren unos cambios estructurales tan nocivos como irreversibles mucho antes de que sus vasos sanguíneos se vean irremisiblemente dañados.


Como explica Kaitlin H. Wade, directora de esta investigación publicada en la revista «Circulation», «de manera tradicional se ha considerado que el engrosamiento de las paredes de los vasos sanguíneos constituye el primer signo de la aterosclerosis, enfermedad causada por la deposición de placas de lípidos en las arterias y asociada a las enfermedades del corazón. Sin embargo, nuestros resultados sugieren que la obesidad provoca cambios en la estructura del corazón de los jóvenes que pueden preceder a estos cambios en los vasos sanguíneos».

Ya en la adolescencia

La aterosclerosis es una enfermedad causada por la deposición e infiltración de lípidos en las paredes de los vasos sanguíneos. El resultado es un ‘endurecimiento’ de las paredes de los vasos y la formación de unas placas –las consabidas ‘placas de ateroma’– que, además de dificultar un flujo adecuado de la sangre, pueden romperse y provocar un trombo –y, por ende, un infarto agudo de miocardio o un ictus–. De ahí la importancia de evitar el exceso de grasas –o lo que es lo mismo, de lípidos, caso sobre todo del colesterol– en la dieta. Ya desde la infancia, si bien los síntomas de la aterosclerosis no suelen manifestarse hasta la mediana edad. Entonces, ¿cuándo puede considerarse que el sistema cardiovacular se encuentra dañado? Y en este contexto, ¿el IMC tiene algo que ver?

Para responder a esta pregunta, los autores han desarrollado el primer estudio para evaluar si los IMC elevados provocan un impacto negativo sobre el sistema cardiovascular ya en la adolescencia y los primeros años de la etapa adulta. Y para ello, analizaron los datos registrados de millares de jóvenes británicos de 17 y 21 años y completamente –o ‘aparentemente’– sanos.

La obesidad provoca cambios en la estructura del corazón de los jóvenes que preceden a la aterosclerosis

Como refieren los autores, «los estudios observacionales pueden sugerir la existencia de una asociación entre los factores de riesgo y las enfermedades cardiovasculares, pero no pueden probar que exista una relacion de tipo ‘causa y efecto’. En nuestro trabajo hemos ‘triangulado’ los hallazgos alcanzados en tres tipos diferentes de análisis genéticos para descubrir cómo el IMC causa diferencias específicas en los parámetros cardiovasculares».
Los resultados mostraron que los IMC elevados provocan un incremento de las cifras de presión arterial, tanto de la distólica –PAS, que indica la presión sanguínea durante la contracción del corazón–, como de la sistólica –PAD, en la que se registra la presión cuando el corazón se encuentra en reposo.
Es más; los IMC elevados, o lo que es lo mismo, el sobrepeso y la obesidad, provocan un aumento –o ‘hipertrofia’– del ventriculo izquierdo, la principal cámara de bombeo del corazón.

Bases ‘asentadas’

En definitiva, tener un IMC elevado en la juventud aumenta la presión arterial y provoca daños en la estructura del corazón, sentando así las ‘bases’ para la aparción de una enfermedad cardiovascular en etapas más avanzadas de la vida.
Como concluye Kaitlin Wade, «nuestros resultados apoyan las intervenciones para reducir el IMC hasta niveles normales y saludables ya en la juventud para, así, prevenirla futura aparición de enfermedades coronarias».

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miércoles, 4 de julio de 2018

En caso de gastroenteritis, no se debe ingerir limonadas, infusiones, zumos, bebidas deportivas ni refrescos

La composición de estas bebidas puede ocasionar complaciones; para la rehidratación oral se debe utilizar soluciones específicas


Llega el verano, el calor y con la época estival aumentan los casos de gastroenteritis infantil principalmente por intoxicación alimentaria. Muchos padres dudan en cuando llevar a su hijo al servicio de urgencias en el caso de una gastroenteritis, una de las infecciones más frecuentes en niños, que afecta al estómago y al intestino y que suele ir acompañada de fiebre, vómitos, diarrea o dolor de barriga.
Según el doctor Javier Miranda, responsable del Área Pediátrica de los Hospitales Vithas Nisa Virgen del Consuelo y 9 de octubre y del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime, «estaría indicado acudir a Urgencias en el caso de una gastroenteritis cuando hay signos de deshidratación, o cuando hay signos de que la causa pueda ser bacteriana, como fiebre, alteración del estado general o presencia de sangre y/o moco en las deposiciones».
En casos de niños de corta edad, una pérdida abundante de líquidos por los vómitos o la diarrea, aunque no haya signos de deshidratación, «también podría ser motivo de acudir a Urgencias, de forma preventiva, ante el riesgo de que apareciese», afirma el doctor.

Pero, ¿Cómo notamos los padres síntomas de deshidratación en los niños en verano?, ¿cómo debemos actuar?


Tal como explica el experto, «los signos de deshidratación varían ligeramente en función de la edad del niño. En neonatos y lactantes pequeños, una irritabilidad con depresión de la fontanela, junto con ojos hundidos y mucosas secas indican una deshidratación. El organismo ahorra en la eliminación de líquidos, con lo que aparece un llanto sin lágrimas y disminuye el volumen urinario» y, añade, «en los niños más mayores, además, se puede producir una sensación de sed que el paciente es capaz de expresar verbalmente». En ambos casos se produce una pérdida de peso que es proporcional al grado de deshidratación.

¿Qué tipos de gastroenteritis existen?

La mayoría son causadas por virus, pero algunas lo son por bacterias. Una tercera posibilidad es que esté causada por una alergia o intolerancia alimentaria. Esta distinción es la que marca las diferentes opciones de tratamiento. «En las gastroenteritis bacterianas (Salmonella, Campylobacter) complicadas, puede ser necesario el uso de antibióticos. De lo contrario, la gastroenteritis no suele requerir tratamiento medicamentoso».
«Sospechamos que puede tratarse de una infección bacteriana cuandola fiebre es muy alta, aparece sangre o moco en la caca o la gastroenteritis no mejora tras 3 días de tratamiento adecuado».
Para confirmar que es bacteriana, se debe averiguar cuál es el causante y a qué antibiótico es sensible. Para ello debe hacerse un coprocultivo (examinar una muestra de heces de la que se hace un cultivo en el que crecen los gérmenes que causan la infección y se comprueba su resistencia a diferentes antibióticos). «El problema del coprocultivo, -puntualiza Miranda-, es que puede tardar bastantes días en dar resultados, por lo que ante la sospecha de que sea bacteriana, cuanto antes lo pidamos mejor».
Cuando la causa es una infección viral el tratamiento consiste en aliviar los síntomas hasta que los niños se recuperan de la infección evitando la complicación más frecuente: la deshidratación.

Hidratación para el tratamiento

El pilar fundamental de tratamiento es evitar o corregir la deshidratación. Lo ideal, cuando la deshidratación es leve o moderada, es la rehidratación oral, para lo que se debe utilizar soluciones de rehidratación oral específicas que reponen el agua y los electrolitos que se pierden con los vómitos y/o la diarrea.
El doctor Javier Miranda insiste en que «no se deben utilizar remedios caseros, infusiones, limonadas, zumos, bebidas deportivas ni refrescos, cuya composición es muy diferente, y pueden llevarnos a complicaciones. En caso de deshidrataciones severas, o de no tolerancia por vía oral, puede ser necesaria la rehidratación intravenosa, que se realiza siempre en medio hospitalario».
Además, según las indicaciones médicas del especialista pueden usarse algunos probióticos, bacterias beneficiosas para el organismo que han demostrado su eficacia fundamentalmente disminuyendo el tiempo de recuperación de la diarrea, y sobre los que existe actualmente una recomendación acerca de su empleo. «El otro pilar, no medicamentoso, es una adecuada dieta astringente en función de la severidad de la diarrea», concluye Miranda.

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domingo, 13 de mayo de 2018

"El brócoli es un salvavidas": Un médico revela por qué es el vegetal que más hay que comer

De acuerdo con el inmunólogo y nutricionista Rangan Chatterjee, sus beneficios van más allá de la salud intestinal.


Un médico británico asegura que si fuera necesario escoger qué vegetal consumir entre la gran variedad que existe, el que realmente más necesitamos es el brócoli.
De acuerdo con el inmunólogo y nutricionista Rangan Chatterjee, este alimento es un "salvavidas" y sus beneficios son muy variados. Una vez que es procesado por el estómago y sus fibras digeribles alcanzan el colon, produce "ácidos grasos de cadenas corta" que mejoran la acción de la flora intestinal, explicó en una entrevista para Daily Mail.


Chatterjee subraya que la salud intestinal es muy importante, ya que tiene una "profunda influencia no solo en nuestra función digestiva, sino también en nuestro estado de ánimo y en las funciones cerebrales". También puede mejorar el sistema inmune, afectar el peso y reducir el dolor articular, resalta.

Salud intestinal y salud mental

Aunque la importancia de la salud intestinal en general es bien conocida, el vínculo entre tener bacterias intestinales sanas y gozar de una mente sana es relativamente nuevo. La comida que consumimos tiene un gran impacto en los microorganismos intestinales y estos pueden reflejar el estado de nuestro sistema inmunológico y nervioso, añade el investigador.
Al respecto, la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU.) asegura que el malestar estomacal o intestinal puede ser causado por ansiedad, estrés o depresión, "porque el cerebro y el sistema gastrointestinal están íntimamente conectados".
Es así como una dieta poco saludable puede causar que esta conexión se deteriore. Pero la ingestión de alimentos como el brócoli, que contribuyen a una mejor acción intestinal, podría reducir el riesgo de problemas de salud mental.
Esta planta también contribuye a la salud del corazón, el sistema visual y la reducción del colesterol, según estudios previos. Sin embargo, su adecuada preparación y conservación es de suma importancia para aprovechar al máximo sus beneficios. Se recomienda hervirlo, cocerlo al vapor o comerlo crudo en lugar de freírlo.

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lunes, 30 de abril de 2018

Esta dieta evitaría el 33% de las muertes prematuras

Un científico abogó por que los humanos adopten la "dieta de los simios".


Se podría evitar al menos una tercera parte de las muertes prematuras si las personas prescindiesen de la carne, declaró en una conferencia celebrada en el Vaticano este jueves el profesor de la Escuela Médica de Harvard (EE.UU.) Walter Willett.
La comida salubre, o sea "una dieta basada más en plantas, no necesariamente vegana", sostuvo el científico, reduce los riesgos "de casi todo a lo que miremos". Durante los cálculos, su equipo dejó aparte factores como la actividad física y el tabaquismo y en estas condiciones, no comer carne implicaba una reducción sustantiva de "todas las muertes, no solo las muertes por cáncer".


Según recoge el diario The Telegraph, la razón de esta ventaja es que "todo en el cuerpo está conectado por los mismos procesos subyacentes". Al tomar en consideración otros factores y otros procesos en el organismo humano, en su opinión, se podría alcanzar una cifra aún mayor en la reducción de muertes prematuras.
La idea fue respaldada en el Vaticano por el profesor de la Universidad de Toronto (Canadá) David Jenkins, quien pudo explicar los "subestimados" beneficios del vegetarianismo a nivel bioquímico.
El científico abogó por adoptar entre los humanos la "dieta de los simios", ante todo la de los gorilas de planicie, que observó durante una expedición a África. Estos animales comen tallos, hojas, vides y frutas en lugar del alimento "paleolítico del hombre de las cavernas", pobre en carbohidratos y con un énfasis en la carne.
Las personas que siguen su ejemplo, argumentó Jenkins, presentan una reducción del 35% en el colesterol en solo dos semanas: un efecto comparable con la toma regular de estatinas.

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martes, 24 de abril de 2018

‘Dos por uno’ frente a la obesidad: el ejercicio intenso reduce el apetito

El ejercicio vigoroso eleva la temperatura del cerebro y activa las neuronas del núcleo arcuato del hipotálamo, responsables de regular nuestro apetito

El ejrecicio físico intenso reduce nuestras ganas de comer

Infinidad de estudios han demostrado que tanto el sobrepeso como, sobre todo, la obesidad, aumentan el riesgo de padecer enfermedades muy graves y potencialmente mortales, caso muy especialmente de las cardiovasculares y de distintos tipos de cáncer. De ahí que, para disfrutar de una vida larga y saludable, debamos perder los kilos de más. Y para ello, nada mejor que hacer ejercicio y ponerse a dieta. Sin embargo, es posible que no sea necesario pasar demasiadas penurias alimenticias. Y es que cuando este ejercicio es vigoroso, nuestro apetito se reduce, por lo que comemos menos. Y ahora, investigadores de la Facultad de Medicina Albert Einstein en Nueva York (EE.UU.) han descubierto la razón para este ‘dos por uno’ frente a la obesidad.
Como explica Young-Hwan, director de esta investigación publicada en la revista «PLOS Biology», «nuestros resultados refuerzan la hipótesis de que las células del núcleo arcuato del hipotálamo tienen la capacidad no solo de responder a las hormonas y los nutrientes, sino también a la temperatura. Así, creemos que estas células juegan un papel en la supresión de ingesta de alimentos en respuesta al ejercicio».

Efecto anorexígeno

Hace ya tiempo que se conoce que, entre otros muchos beneficios, el ejercicio vigoroso suprime el apetito a largo plazo. Un efecto de la actividad física intensa que lleva mucho tiempo intrigando a los investigadores. Y es que los mecanismos fisiológicos que se encuentran detrás de esta asociación aún no han podido ser revelados.

En este contexto, se cree que el hipotálamo, esto es, la región cerebral que recibe muchos tipos diferentes de señales de todo el cuerpo –entre otras, las hormonas, los nutrientes y la temperatura– para producir una respuesta homeostática como sería el comer o la evitación de alimentos, podría jugar un papel muy importante en esta supresión de la ingesta inducida por el ejercicio. Un efecto que, más concretamente, estaría mediado por el núcleo arcuato o infundibular del hipotálamo, que entre otras funciones participa en la regulación de la saciedad.

Tras 40 minutos de ejercicio, los ratones redujeron en más de la mitad y de forma totalmente espontánea su ingesta de alimentos

Para ello, las neuronas de este núcleo arcuato deberían contar con un sensor de temperatura clave que sí poseen el resto de células del hipotálamo: el receptor similar al denominado ‘receptor vanilloide potencial transitorio 1’ (TRPV1). Así, de lo que se trataría es de que el ejercicio subiera la temperatura del hipotálamo y que las neuronas del núcleo arcuato, tras detectar este incremento de calor a través del receptor similar a TRPV1, se activaran, lo que daría como resultado una sensación de saciedad. Pero hay un problema: estas células no tienen este receptor. ¿O sí?
En el estudio, los autores observaron que las neuronas liberadoras del péptido proopiomelanocortina (POMC), esto es, las neuronas del núcleo arcuato del hipotálamo responsables de la supresión de la ingesta de alimentos, expresan el receptor similar a TRPV1. Y asimismo, que las neuronas de POMC aumentan su actividad cuando detectan una elevación de la temperatura. Entonces, ¿es posible que el ejercicio ‘caliente’ el cerebro y, así, induzca un efecto anorexígeno?

Calentar el hipotálamo

En el estudio, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– al que atiborraron de capsaicina, que no es sino el ‘principio activo’ de las guindillas. Y lo que vieron es que la capsaicina activó el receptor similar a TRPV1 de las neuronas del núcleo arcuato, lo que provocó que los animales redujeran, y mucho, su ingesta de comida durante más de 12 horas.
Pero aún hay más. En el siguiente experimento, los autores sometieron a los animales a un ejercicio intenso durante 40 minutos. Y en este caso, observaron un incremento de la temperatura del núcleo arcuato durante los primeros 20 minutos de ejercicio, así como que esta temperatura permaneció elevada durante más de una hora. ¿Y qué pasó? Pues que los ratones redujeron en más de la mitad y de forma totalmente espontánea su ingesta de alimentos.
En definitiva, el ejercicio sube la temperatura del hipotálamo y provoca que comamos menos. Una respuesta que, como concluye Young-Hwan, «puede ser prevenida mediante el bloqueo del receptor similar a TRPV1 con un antagonista químico o previniendo su expresión genética».

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