domingo, 13 de diciembre de 2015

¿La cafeína nos activa realmente el cerebro? Los científicos creen que no


Durante un año y medio todos los martes y los jueves un psicólogo estadounidense empezaba el día escaneándose el cerebro en una máquina de resonancia magnética, lo que convierte su materia gris en la más estudiada del mundo. El descubrimiento más sorprendente de los que permitió el experimento fue la reacción del cerebro a la cafeína.
Según informa la página web de la Universidad De Standford, Russell Poldrack, profesor de la misma universidad, se comprometió con este estudio a tan largo plazo porque quería saber más sobre las maneras que tienen de comunicarse entre sí las diferentes partes del cerebro, una organización conocida como 'conectoma', y cómo este comportamiento cambia con el tiempo. El investigador también encontró una fuerte correlación entre la actividad cerebral y los cambios en la expresión de muchas familias diferentes de genes.
Para reforzar los resultados, los martes Poldrack se mantenía en ayuno y se sacaba sangre para que fuera analizada para establecer conexiones entre la función cerebral y la expresión génica. Este paso fue definitivo también para mostrar cómo se reorganiza el cerebro cuando se encuentra bajo los efectos del café.
Extraer sangre en ayunas, por su parte, reveló un resultado complementario sorprendente: "Descubrimos que uno de los factores que más determinaban mi conectividad cerebral era si había o no desayunado, si había tomado cafeína o no había tomado", dice Poldrack
Los martes, cuando no había bebido su taza de café matutina antes de la exploración, la conectividad dentro de su cerebro era muy distinta a la que presentaba después de haber consumido cafeína. El científico señala que esta influencia nunca antes se había observado. En particular, la conexión entre la red motora/somatosensorial que produce modalidades de estímulo como el tacto, la temperatura, la propiocepción (la posición del cuerpo) y la nocicepción (el dolor) y los sistemas responsables de la visión superior, aumentaba significativamente sin cafeína.
"Eso fue totalmente inesperado, pero se nota que haber tomado cafeína cambia radicalmente la conectividad del cerebro", dice Poldrack. "Realmente no sabemos si es mejor o peor, pero es interesante... Es posible que los días [en que no tomo cafeína] esté más cansado, y eso es lo que lleva al cerebro a un estado en el que se centra más en la integración de estos procesos básicos", explica el científico. 

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